Diario CORREO-2008

Humorista gráfico peruano integra el catálogo 2007 de la prestigiosa revista alemana Don Quichotte y está considerado entre los 120 mejores dibujantes del mundo
por Manuel Erausquín

Hay cosas en la vida que son inobjetables. El talento es una de ellas: Julio Carrión Cueva, más conocido como Karry en el universo del humorismo gráfico, lo posee. Sus dibujos cada año reciben el reconocimiento de especialistas internacionales. Su sentido del humor inquieta y arranca sonrisas que posteriormente derivan en reflexión. El pretender pensar y que otros piensen a través de sus trabajos no lo aterra: lo estimula. Algo raro en el Perú.
“Mis preferencias creativas se inclinan por los dibujos mudos, donde puedo emplear códigos visuales que van a captar la atención del público sin necesidad de un texto: la imagen contiene todo el discurso; con eso es suficiente”, comenta Karry, quien muestra entusiasmado su nutrido bagaje artístico, que además prodiga una visión social en su esencia.
Durante el 2007 su calidad creativa ha recibido reconocimientos importantes: una mención honrosa en el segundo concurso internacional de humor gráfico de la prestigiosa revista alemana Don Quichotte, publicación dedicada exclusivamente a este género y que en esta oportunidad propuso el tema del padecimiento o problemática de los inmigrantes.
Este mismo medio, que oficialmente denominó a su concurso 2nd International Don Quichotte Immigration Titled Cartoon Contest, luego de seleccionar los mejores trabajos de más de 300 participantes de 60 países, montó una muestra en abril. La celebración de este evento se consumó con la impresión de un bello catálogo donde figura nuestro compatriota.
Pero el respeto por su talento se reafirmó con la consideración que le ha tenido Iran cartoon, ungido como el mejor website de humor gráfico del planeta: tal espacio lo ha incluido entre los 120 mejores artistas de este género. Y ahí, junto a leyendas como Quino, Karry despliega lo mejor de su brillo, confirmando una vez más que lo suyo no es flor de un día, sino un talento consagrado, listo para pelear en espacios en los que otros ni siquiera pueden soñar.