martes, 6 de agosto de 2019

del poeta JOSE ANTONIO CONTRERAS

https://www.facebook.com/joseantonio.contrerasramirez.9/posts/10157726596988217

EL LÁPIZ DE KARRY
A Julio Carrión Cueva, hermano ahora y siempre.
UNO
El escenario suele ser un universo de colores,
tablero que a través del lápiz toma vida y se hace imagen.
Entonces, caminan, ríen y sufren. Suelen despertar, las frías mañanas,
en una viñeta periodística que hace universal todas nuestras sonrisas y miserias.
El lápiz dice guerra y los peruanos se enfrentan entre ellos desde los ochenta.
El fragor en la batalla deja innumerables familias recortadas por lo absurdo.
La comisión de la verdad escribe historias que no se ajustan.
Un escritor importante alude a la ficción para retratarnos la verdad de sus mentiras.
Si hubieran confiado este fenómeno nacional en Julio Ramón Ribeyro,
otra sería la palabra del mudo,
pero no era amigo del presidente de turno y ya está muerto.
Millones de jóvenes fueron confundidos en el abecedario de sus aspiraciones.
No podemos cerrar los ojos y dejar de contemplar los coches bombas
que nos herían a nosotros, los de a pie, los que no teníamos luz eléctrica para soñar,
los que perdíamos un familiar ajusticiado en la puerta vecina de nuestros barrios,
pobres y malgeniados. Sí, los perros chinos colgados en las avenidas de Lima
también nos mordieron en lo más intenso de las interrogantes.
Nadie contestaba los temores inocentes que la violencia revestía de esperanzas truncas.
Nunca podremos entender por qué nuestras mujeres, así como tíos, hermanos y padres
fueron ajusticiados en pequeños poblados rurales adonde fueron a enamorarse.
DOS
Tampoco el artista cierra los ojos ante la otra parte violentada de la historia
y el lápiz deja de soñar y pinta viñetas universales que nos convierten en unos salvajes.
Ráfagas y explosivos que gritan paz y que no son oídos por la suicida insensatez de turno.
Muchos caen en las paredes del Frontón, con premeditación y alevosía.
Maestros y jóvenes son violentados por grupos paramilitares en las Colinas de la infamia.
El color de la sangre se le agota al artista y llora su impotencia frente a ese tablero
donde arroja todos sus desaires y desesperanzas.
Fosas insufribles abren sus bocas para tragarse los cadáveres
de nuestro futuro, dientes e ideales, hígados y ojos valientes, siguen pudriéndose
en alguna parte profunda de esta patria maltratada por sus propios hijos.
TRES
Nadie es ajeno a esta responsabilidad humana.
Ni el artista ni yo, poeta de balas inservibles, estamos libres de culpa,
porque dentro de nosotros nuestra conciencia tomó partido
y sin desearlo manchamos las manos entristecidas de conflicto.
CUATRO
Ellos dicen que se levantaron en armas para liberar al pueblo de la tiranía.
Que en las serranías y pueblos alejados de la capital
Hombres y mujeres sufrían.
Eligieron el marxismo-leninismo-maoísmo como estructura de lucha.
Del campo a la ciudad iban matando “enemigos”.
No importaba,
si eran mi abuelita María o tu padre Francisco,
maestros de escuela o autoridades elegidas,
no importaba.
Había que destruir las estructuras de la sociedad
y reconstruirlas nuevamente bajo sus doctrinas.
¿Estaban en lo cierto sus pensamientos que orinaban rojo sangre?
¿Acaso no fueron suficientes las muertes de tantos jóvenes convencidos
por aquel elemental idealismo asiático y europeo?
Ahora esa equivocación mesiánica los atormenta
con leyes insanas que doblegan sus años y su historia.
El derecho penal del enemigo es lanzado hacia sus canas consecuentes
como venganza sutil, maquiavélica y democrática.
¡Quienes estén de acuerdo que levanten la primera piedra!
CINCO
Los otros, los sinchis, los infantes de marina, los malos que se vestían de buenos.
Los que representaban la legalidad y el orden, también asesinaron insomnios.
También nos dieron duro con balas y fusiles en los pechos de los atardeceres.
Nos enterraban vivos en fosas comunes que hasta ahora siguen gritando su inocencia.
Nos violaron, violentaron a nuestros ganados y nuestras cosechas.
Nada fuimos sino daños colaterales en este eufemismo de cholos y serranos.
SEIS
Entonces se acabó, vino la paz y algunos nos reconciliamos con la vida y la esperanza.
Otros siguen sufriendo. Otros siguen luchando. Otros seguimos soñando.
Secuelas de maldad se visten de buenas nuevas todos los días del año.
Ahora otros monstruos muestran las garras y el artista los retrata.
Pincel en mano sale a las calles a buscar historias huecas y dañinas que nos engañan.
El escenario suele ser un universo de malos olores,
tablero que a través del lápiz toma vida y se hace imagen.
El lápiz dice corrupción y los peruanos se desangran de sudores,
unos y otros corren para no perder la combi que los llevará
hasta ese destino inesperado de las sinrazones.
Madrid, 31 de julio del 2019


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