viernes, 22 de abril de 2016

El Otorongo: Nueve años de rebeldía y humor político

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El suplemento de Perú21 celebra este martes 10 de marzo nueve años de irreverencia. Conversamos con sus responsables: Karry, Rossell, Carlos Lavida, Mechaín y Rafael.

IRREVERENTES. El cuarteto que hace el suplemento de humor político de Perú21. Ya son nueve años de genial creación. (Nancy Dueñas) 
Fueron registrados por sus padres como Julio Carrión, Mechaín Doroteo Guerra, Luis Rossell, Carlos Dávila y Rafael Mendoza, pero prefieren ser llamados Karry, Mechaín, Rossell, Carlos Lavida y Rafael.
Sucede que la fuerza de su arte (y sus seudónimos) es tan grande que, lo reconocen, ha terminado apoderándose de la persona que hay detrás del pincel.
Y con Karry, Mechaín, Rossell y Carlos Lavida, los hacedores de las piezas de humor que todos los viernes lo hacen reír, reflexionar y hasta indignarse, nos sentamos a conversar sobre El Otorongo, el suplemento de humor político de Perú21, que este martes 10 de marzo celebra nueve años de irreverencia, rebeldía y libertad (creativa).
LOS ROSTROS DETRÁS DE LAS GARRAS
Rossell es el que lleva más tiempo en el suplemento. Empezó a publicar en El Otorongo en octubre de 2006, cuando el suplemento tenía seis meses. Fue convocado por Ángel Hermoza, ex editor de Diseño de Perú21, y uno de los promotores de su creación.
Rossell venía de editar Tiene Dientes, una de las publicaciones gráficas más transgresoras y ácidas hechas en nuestro país.
El hombre hacía arte y poco humor político, pero vio en El Otorongo una oportunidad de ampliar su registro… sin dejar de lado la crítica social que siempre ha sido inherente a su trazo. Como dibujante es autodidacta, aunque pasó por las aulas de la Escuela de Bellas Artes.
Autodidacta también es Karry, quien lleva más de 30 años en el humor gráfico. El hombre se codeó en Epensa con dibujantes míticos como Crose, pero sentía que a su carrera le faltaba explotar un terreno más: la política.
Por eso, cuando fue convocado a El Otorongo, no puso excusas. “Yo quería estar en El Otorongo, pues siempre sentí que, desde su creación, era el mejor espacio para el humor gráfico en nuestro país”.
Ese mismo orgullo lo siente Carlos Lavida –se apellida Dávila Quintanilla y es sobrino del gran pintor cusqueño Alberto Dávila–, quien fue convocado a El Otorongo después de ser finalista en un concurso para jóvenes caricaturistas que organizó Perú21. Lavida es también autodidacta y, como Karry y Rossell, se siente un artista.
Y un verdadero artista es también Mechaín, brillante dibujante cuyo talento ha sido reconocido por instituciones culturales como el Museo de San Marcos, que tiene dos obras suyas como parte de su colección: dos notables dibujos, uno de Fidel Castro y el otro de Mario Vargas Llosa.
Mechaín tiene 52 años, es autodidacta y cuenta con varias décadas en el humor gráfico. Por ejemplo, hacía las portadas durante la segunda etapa de la hoy imprescindible Monos y Monadas.
Además, durante varios años publicó una caricatura diaria en el desaparecido diario Síntesis. Eran los 90 y nos cuenta que tenía que ingeniárselas para evitar la censura fujimorista que impedía la publicación de cualquier texto o pieza gráfica que denunciase o criticase su régimen corrupto y asesino.
Y, aunque los cuatro reconocen que la represión y el autoritarismo desarrollan la creatividad, prefieren vivir en democracia, eso sí, siempre poniendo de manifiesto y denunciando sus muchas imperfecciones, sobre todo aquellas de sus actores cotidianos: los malos políticos, las pésimas autoridades y los ciudadanos sin conciencia.
UN ESPACIO DE LIBERTAD
Algo que valoran de El Otorongo Karry, Rossell, Lavida y Mechaín es la libertad con la que trabajan. “El humor tiene que ser necesariamente irreverente, rebelde, contestatario, incómodo para el poder, y acá hemos podido trabajar con libertad. Perú21 tiene una posición política y económica definida, pero esta no se nos ha impuesto: hemos podido pensar distinto, discrepar y publicar contenidos diferentes a la posición editorial del diario”, nos dicen, a la vez que recuerdan a los diversos directores –en personalidad y posición ideológica– con que han trabajado: Augusto Álvarez Rodrich, Fritz Du Bois y, hoy, Juan José Garrido.
“El 96% de nuestras piezas han sido publicadas, y aquellas que se quedaron fuera no las consideramos imprescindibles, no nos llevaron a pensar en una renuncia. El diario, por ejemplo, se opuso tenazmente a la candidatura de Ollanta Humala en 2011, pero para nosotros este era el mal menor, y, sin dejar de criticar sus debilidades, nunca apoyamos a Keiko Fujimori”, prosiguen.
“El Otorongo tiene ya nueve años, pero sentimos que no ha envejecido, no ha perdido actitud crítica ni se ha ablandado. Todo lo contrario: hasta sentimos que vive uno de sus mejores momentos”, nos dice Mechaín, y juntos recuerdan el paso por esas páginas de caricaturistas y humoristas como Álvaro Portales, Jesús Cossio, Víctor Pereyra, Miguel Det, Juan Acevedo, Heduardo, Jenlla y otros más.
“Acá estuvieron los mejores, solo faltó Carlín, pero el equipo de estos días está muy afiatado, a tal punto que nos gustaría tener más páginas y que no solo sea semanal: nos daríamos abasto para todo”, nos dicen y agregan que, además del trazo y el talento, un buen artista gráfico debe tener una alta capacidad de observación e indignación: “Somos los cronistas de nuestra época”.
Cronistas certeros que ya tienen más de 250 mil seguidores en Facebook, y que son capaces de editorializar y analizar la realidad del país en una sola imagen, en una sola viñeta. Ellos son las garras de El Otorongo, e hincan como ninguno.
CITAS
  • Karry: “Este es un espacio para desfogar, para expresar lo que nos molesta. El humor es una válvula de escape y de crítica social”.
  • Mechaín: “Tenemos una curiosidad infinita. Estamos atentos a todo lo que pasa a nuestro alrededor. Nos indigna la injusticia. El Otorongo no solo es un espacio político, periodístico o humorístico, sino ciudadano”.
MECHAÍN



■ Tiene 52 años. Fue bautizado como Mechaín Doroteo Guerra, y su primer nombre le vino perfecto para su carrera: para tirios y troyanos, es Mechaín. Es autodidacta, lleva 34 años en el oficio, trabajó en Monos y Monadas y en el diario Síntesis. ■ Además de publicar en El Otorongo, tiene una página semanal en el suplemento Cheka, de Perú21, donde ilustra los acontecimientos más importantes de la semana. En 2014, en el Museo de Arte de San Marcos, expuso “Pincel en ristre”.
KARRY



■ Nació como Julio Carrión. Empezó su carrera como artista gráfico en 1980. Sus piezas se publican hoy en los diarios Perú21, Trome, Depor. Es autor, junto con Pepe Sanmartín del libro de humor gráfico Nuestro julbol. Ha expuesto en España. ■ Su talento ha sido reconocido en el Nature & Man Cartoon Contest, el G8 International Cartoon (Azerbaiyán), el Salón del Humor de Paraguacu (Brasil), el Corea Digital Seul Cartoon, el Terapia Humoral (España) y otros espacios.
ROSSELL



■ Luis Rossell nació en Lima en 1966. Creció en Miraflores, pero dice que la vida lo ha llevado por los espacios más impensables de la ciudad. De chico siempre estaba en su casa, no tenía barrio. “Era un buen vecino, luego ya no mucho”, nos dice. ■ Pasó por las aulas de Bellas Artes. En su familia nadie se dedica al arte. Publicó la revista Tiene Dientes y, en 2011, expuso “Viles historias”, una recopilación de sus mejores trabajos para Perú21 y El Otorongo, en la Casona de San Marcos.
CARLOS LAVIDA



■ Carlos Dávila Quintanilla, alias Carlos Lavida, tiene 31 años y empezó en el humor dibujando en su blog, donde hacía humor libre. En su familia sí hay artistas: el gran pintor cusqueño Alberto Quintanilla es hermano de su mamá. ■ Tiene un hijo y publica sus piezas de humor, además de Perú21, en Gestión. El año pasado publicó el libro Vallejito. Versos y humor. “Dibujé a un Vallejo niño porque estos y el humor son una constante; si no, miremos a Mafalda”.
RAFAEL



■ Nació en Ica en 1975. Siempre ha vivido allí. Estudió Odontología en la Universidad San Luis Gonzaga y tiene una maestría en Salud Pública. Atiende su propio consultorio donde trabaja, de lunes a sábado, 12 horas al día. Es un artista autodidacta. ■ Era un fan de El Otorongo y, antes de publicar allí, nunca había mostrado sus dibujos en público. Es parte del staff del suplemento desde el año 2011, cuando lo reclutó Rossell, quien quedó asombrado por la calidad de su trabajo.
DATO
El viernes 13 de marzo, por los nueve años del suplemento, se publicará una edición especial de ocho páginas de El Otorongo.